¡Hola maquillantas!
En esta ocasión os traigo un look que hice sobre una piel muy morena y en la que de base nos encontramos unas ojeras bastante marcadas (en realidad eran algo más marcadas de lo que refleja la foto) y zonas con bastante diferencia de tono las unas con las otras en el rostro.
En lo que a ojeras se refiere, se nos presenta el gran dilema típico de estos casos, y es que habrá que escoger entre una cobertura alta, pero que terminará por marcar más las líneas de la zona debido al exceso de producto usado para «tapar», o bien una cobertura media, que ayudará a cubrir de manera más que suficiente, aunque no siempre tanto como nos gustaría, y a cambio obtendremos más comfort en la zona y la posibilidad de extender los pequeños pliegues que se vayan creando simplemente difuminando con la yema del dedo.
Y os preguntaréis… ¿SIEMPRE SE HACEN PLIEGUES? La respuesta es clara: SIEMPRE. En vuestra mano está el que se marquen más o menos (evitando exceso de producto y polvo), pero el que os diga que usando X producto no se va a hacer pliegue os engaña.
No tenéis más que coger un espejo, miraros a él y pestañear. Incluso aunque no hablemos, ni nos riamos, ni gesticulemos, la zona del párpado inferior es la que más movilidad tiene del rostro, por lo que los pliegues siempre estarán ahí. El secreto está en dominar la técnica de aplicación y el producto. 😉 Tened en cuenta también que, al difuminar la sombra en la parte inferior del ojo, esto ayudará también a disimular más aún su ojera.
Pasamos ahora a la diferencia de tono en las distintas zonas del rostro, esto es algo que hay que respetar. Maquillar no es aplicar la base «a rodillo», sino que hay que observar y respetar las zonas más y menos pigmentadas del rostro de la persona, de forma que esos colores se trasladen al maquillaje final, igual pasará con las zonas que necesiten más y menos cobertura (la que necesite alta cobertura en la sien que se pronuncie por favor…). Claramente esto se consigue utilizando distintos tonos y coberturas y adaptándolos a las zonas según necesidad (aclarando u oscureciendo o aplicando más cobertura sólo allí donde haga falta), es por esto que casi nunca basta (ni es real) utilizar un solo tono o base, en especial si trabajamos con pieles morenas/oscuras.
En definitiva, lo que a simple vista podría parecer un maquillaje sencillo y sin complicaciones, os aseguro que tiene una gran técnica detrás. Corrector trabajado en su justa medida, a capa fina y sin sobrecargar. Base adaptada a las distintas variaciones tonales de la piel y que deja «traspasar» sus colores reales. Así es como se consigue lo que tanto defiendo y siento que caracteriza mi trabajo, un maquillaje con el que te sientas tú misma y cómoda.
Si tenéis alguna duda o comentario dejádmelo saber 🙂
¡Gracias por leer!